Yo ya había tenido algunos intentos, los de chiquito con las primitas, me dijeron que no valían, que no eran de verdad, que no contaban. Cuando ya de más grande en medio del desenfreno intenté besarlo y no se dejó comprendí que yo era sólo un cuerpo, una masa y no importaba si podía entregarle algo más; nuestros dientes se chocaron y yo me avergoncé y me traumé para siempre.
Para siempre hasta ahora, que me dieron el primero, el primero de verdad.
Siempre había visto a mis amigos y amigas agarrando, a veces con sus novios/as, otras veces eran besos ocasionales y esporádicos, como cuando M se agarraba a la tipa que repartía ron en plena fiesta de año nuevo. Es algo que no puedo entender muy bien hasta ahora, la volatilidad de los chapes. El año pasado y antepasado, cada jueves había agarres nuevos en Sargento, todos contra todos, incluso me dijeron por ahí que unos patas lo habían hecho por apuesto, y no faltaba la ilusa que pensaba que por un intercambio de saliva ya tenía al mozo aquel. Los viernes todos me llegaban con informaciones de lo más insólitas de los nuevos agarres sargenteros. Siempre me causaba curiosidad, cómo podría alguien intercambiar un poquito de intimidad sin sentir nada, además quería poder hacerlo yo también.
Hace unos sábados (7/3) salí con alguien con quien hablaba mucho hace mucho tiempo, hasta que decidí que no podía soportarlo más; la cuestión es que reapareció el 16 de febrero y volvimos a hablar y terminamos saliendo hasta ese sábado. 9 de la noche, Miraflores, un hola espontáneo y una larguísima caminata que entre bancas, hamburguesas y café helado se extendió hasta las 5 de la mañana. La pasamos bien.
A los dos días un reclamo del joven me extrañó: pensé que intentarías algo, me dijo. ¿Qué podía decir yo en defensa de mi timidez? Aunque, sí, podía darle un argumento válido: No sé besar- le dije. Quedamos entonces que el me enseñaría.
Primera misión: Buscar ‘el oscurito’. El ‘oscurito’ es un refugio para personas furtivas que quieren simplemente alejarse de la luz que los expone a la visión pública, y como ver a dos patas agarrando en esta ciudad que aún no sale del subdesarrollo, es un acto cuasi ilegal. Viéndolo bien, en Lima no hay mucho sitio que sea a la vez bonito y oscuro, así que recurrí a mi fiel refugio: el Olivar.
Segunda misión: Fecha. Le dije el viernes, claro que sí, el viernes. Lo que no recordaba es que era el cumpleaños de mi tío, maldita sea! No podía durar mucho nuestro ‘intercambio cultural’ ese día, cosa que me molestó porque hubiese querido tener una salida un poco más entretenida.
Así llegó el viernes y yo llegué muy temprano a la cita…y el muy tarde. Caminamos por ahí, no sé si haciéndola larga, porque los dos sabíamos a qué íbamos, pero primero tomamos un frappe de menta (horrible). Así seguimos el camino al parque, esta vez buscando a conciencia el oscurito. Hasta que el encontró uno, pero para mi había otro más oscurito y él no quiso…había que darle gusto, el era el teacher y el palteado.
Para siempre hasta ahora, que me dieron el primero, el primero de verdad.
Siempre había visto a mis amigos y amigas agarrando, a veces con sus novios/as, otras veces eran besos ocasionales y esporádicos, como cuando M se agarraba a la tipa que repartía ron en plena fiesta de año nuevo. Es algo que no puedo entender muy bien hasta ahora, la volatilidad de los chapes. El año pasado y antepasado, cada jueves había agarres nuevos en Sargento, todos contra todos, incluso me dijeron por ahí que unos patas lo habían hecho por apuesto, y no faltaba la ilusa que pensaba que por un intercambio de saliva ya tenía al mozo aquel. Los viernes todos me llegaban con informaciones de lo más insólitas de los nuevos agarres sargenteros. Siempre me causaba curiosidad, cómo podría alguien intercambiar un poquito de intimidad sin sentir nada, además quería poder hacerlo yo también.
Hace unos sábados (7/3) salí con alguien con quien hablaba mucho hace mucho tiempo, hasta que decidí que no podía soportarlo más; la cuestión es que reapareció el 16 de febrero y volvimos a hablar y terminamos saliendo hasta ese sábado. 9 de la noche, Miraflores, un hola espontáneo y una larguísima caminata que entre bancas, hamburguesas y café helado se extendió hasta las 5 de la mañana. La pasamos bien.
A los dos días un reclamo del joven me extrañó: pensé que intentarías algo, me dijo. ¿Qué podía decir yo en defensa de mi timidez? Aunque, sí, podía darle un argumento válido: No sé besar- le dije. Quedamos entonces que el me enseñaría.
Primera misión: Buscar ‘el oscurito’. El ‘oscurito’ es un refugio para personas furtivas que quieren simplemente alejarse de la luz que los expone a la visión pública, y como ver a dos patas agarrando en esta ciudad que aún no sale del subdesarrollo, es un acto cuasi ilegal. Viéndolo bien, en Lima no hay mucho sitio que sea a la vez bonito y oscuro, así que recurrí a mi fiel refugio: el Olivar.
Segunda misión: Fecha. Le dije el viernes, claro que sí, el viernes. Lo que no recordaba es que era el cumpleaños de mi tío, maldita sea! No podía durar mucho nuestro ‘intercambio cultural’ ese día, cosa que me molestó porque hubiese querido tener una salida un poco más entretenida.
Así llegó el viernes y yo llegué muy temprano a la cita…y el muy tarde. Caminamos por ahí, no sé si haciéndola larga, porque los dos sabíamos a qué íbamos, pero primero tomamos un frappe de menta (horrible). Así seguimos el camino al parque, esta vez buscando a conciencia el oscurito. Hasta que el encontró uno, pero para mi había otro más oscurito y él no quiso…había que darle gusto, el era el teacher y el palteado.
Nos sentamos en el oscurito y de una forma muy fría y profesional tomó mi cara y juntó sus labios a los míos, yo no sabía qué hacer, sí sabía qué hacer, pero no sabía cómo hacerlo, fue un primer beso confuso, casi errado. Luego de unas sonrisas y breves instrucciones de por medio seguí practicando la materia con mi pata y profesor y me sentía raro, raro pero bien, excitación tal vez, esa humedad de una saliva ajena y la presión de los labios con dientes cálidos y despiadados que no quieren herirte pero tratan de hacerlo porque en el fondo no está mal. Humedad, humedad muy extraña pero placentera, y dentro de ti sabes que estás haciendo lo que hace la gente grande y lo que hace tiempo debiste hacer, y luego piensas de lo que te has estado perdiendo en todo este tiempo y que sólo quieres seguir besando hasta que te dicen ‘ya te gustó’, y sólo piensas en seguir viendo qué otras sensaciones puede causar una boca junto a la tuya e incluso hacerte dudar de lo que pensabas. Un beso, sólo un beso (it was only a kiss, como dicen The Killers).
No sé si haya encontrado un novio, no sé si lleguemos a serlo, no sé si estés dispuesto ni si yo te lo proponga, no sé si te des cuenta de las cosas porque eres medio sonso :) y tampoco sé si las tenga yo...pero creo que así está perfecto y espero que no leas esto para que no lo confundas con una confesión romántica porque no lo es (pero podría serlo y ni yo lo sé aún)...broder.
So Kiss Me - Katie Melua
Esta canción está pajita :). Tambíén me disculpo por tanto tiempo sin postear, pero no encontraba la forma y tampoco mucho tiempo. Gracias a todos los que siguen leyendo!
* 'Coso+Cosi' por Esteban Felipe. En Flickr.com